Antes que nada debes tener las puertas preparadas. Si te las hacen a medida, te ahorras trabajo. Si prefieres hacerlas tú, compra un tablero de madera y utiliza una sierra circular para cortarlo a la medida que desees. 

Recuerda que en el canto inferior debe haber una hendidura para que la puerta se acople a la guía. Una vez tengas las puertas a punto, corta el perfil metálico a la medida que necesites con la sierra de mano para metal.

Si encargas las puertas hechas, puedes adquirirlas ya pintadas o lacadas. Sino, puedes pintarlas. Solo necesitas darles una capa de imprimación, dejar secar, y luego aplicar esmalte acrílico del color que desees. Puedes utilizar una pistola o hacerlo con una brocha.

Para fijar el carril en la parte superior, te recomendamos usar un listón de madera. Si no lo necesitas, puedes fijarlo directamente al perfil del armario.

Haz agujeros en el listón de madera y en la parte superior del techo y fíjalos con unos tacos. 
A continuación, debes colocar el sistema de rieles, las ruedas y los topes en los carriles. El sistema de rieles va anclado al listón de madera que hemos colocado, con unos tirafondos.
Para evitar que las puertas bailen puedes colocar un riel en el suelo, como en el techo, o simplemente poner una guía pegada en el suelo, para que la puerta no quede en el aire y esté  más sujeta.

En este paso deberás hacer unos agujeros guía en el canto superior de las puertas, para poder instalar los herrajes con otros tirafondos. 

Antes de colocar las puertas, será el momento de colocar los perfiles que has cortado para los cantos de las puertas, que también servirán como tiradores.  
Ahora deberás encajar las puertas en los rieles, poner las grapas de seguridad y apretar los tuercas. Antes de apretar, asegúrate de encajar las puertas en las guías o rieles del suelo.
Según cómo sea la instalación, puede que sea necesario instalar un zócalo decorativo con adhesivo de montaje en la parte superior, para tapar la instalación de los rieles. Este aspecto es opcional.