Tanto el baño como la cocina son dos estancias que suelen estar alicatados con el objetivo de tener un revestimiento resistente a la vez que decorativo. ¿Quieres aplicarlo en casa? A continuación vamos a ver paso a paso el alicatado de una cocina, así como los materiales y las herramientas necesarias, sin olvidar los tipos de acabados.
¿Qué es el alicatado de una cocina?
Se conoce como alicatado a la acción de revestir el suelo o la pared con azulejos o baldosas. Se trata de decorar la pared, en este caso de la cocina, con materiales resistentes, prácticos, atractivos y limpios. El alicatado es una excelente forma de añadir un toque de estilo y personalización.
La mayoría de los alicatados de cocina están hechos de materiales como la cerámica, el vinilo, el mármol o las baldosas metálicas. Estos materiales son resistentes a la humedad, limpios, fáciles de mantener, duraderos y resistentes a los daños.
- Puedes elegir baldosas con diferentes acabados, como por ejemplo mate o, por el contrario, brillantes y satinados, lo que le dará a tu cocina un toque distintivo.
- El alicatado es más complicado de instalar que simplemente pintar, porque requieren más precaución para evitar grietas y fugas. Sin embargo, una vez instalados, los alicatados duran mucho tiempo.
Alicatado de cocina: materiales y herramientas
Para alicatar una cocina necesitas las siguientes herramientas y materiales:
- Baldosas
- Cortador de cerámica
- Tenazas para cerámica
- Martillo de goma
- Crucetas
- Cubeta
- Llana dentada
- Mortero
Cómo es el alicatado de una cocina paso a paso
Y ahora sí, el proceso de cómo alicatar una cocina:
- Retira los azulejos
Si la cocina está previamente alicatada, el primer paso consiste en retirar todos los azulejos que van a ser sustituidos. Para ello necesitas un martillo y una piqueta: rompe todos los azulejos hasta dejar la superficie totalmente limpia. Después recoge los escombros y deja el espacio libre de obstáculos para poder trabajar con seguridad y comodidad.
- Alisa la superficie
Una vez que los azulejos han sido retirados, es el momento de trabajar sobre la superficie que queda expuesta: hay que alisarla y nivelarla lo máximo posible. En primer lugar, hay que retirar todos los restos de los azulejos y, si fuera necesario, aplicar una capa de mortero para que la superficie quede lo más nivelada posible. Deja secar antes de continuar con el siguiente paso.
- Aplica la capa de contacto
Antes de colocar las baldosas, hay que aplicar una capa de contacto. Lo mejor es optar por la técnica de capa fina, que consiste en aplicar una capa de mortero-cola de unos 5 mm de espesor sobre la superficie con la ayuda de una llana dentada. Claro que no tienes que aplicarla por toda la superficie, sino por tramos e ir colocando los azulejos por zonas.
- Coloca los azulejos
Ahora sí, es el momento de colocar los azulejos. Aplica la capa de contacto y después coloca el azulejo. Para asentarlos puedes ayudarte de un mazo. (También es importante que antes hayas realizado un estudio sobre el número de azulejos que necesitas y cómo distribuirlos por las paredes o el suelo).
Sin embargo, la dificultad radica en las juntas de las baldosas, pues entre una y otra han de colocarse unas crucetas que después serán retiradas para rejuntarse con la ayuda de mortero o pasta para cerámica. Asimismo, a medida que vayas colocando las baldosas, tendrás que ir cortándolas una vez que llegues a los laterales de la habitación, lo cual también puede resultar dificultoso, pero que puedes realizar sin problemas con la ayuda del cortador y las tenazas para cerámica. - Rellena las juntas
Una vez que están colocadas todas las baldosas, es el momento de centrarse en las juntas, que han de ser “rellenadas”, para lo cual pueden usarse diferentes revestimientos según el resultado que pretendamos:
– Mortero universal
– Mortero flexible para juntas
– Pasta para gres porcelánico
– Pasta de resina epoxi
– Pasta vitrificada
Tipos de acabados y materiales para el alicatado de cocina
Ahora que ya sabes cómo alicatar una cocina, es importante detenerse en los diferentes materiales que puedes elegir para el estilo de tu cocina:
Azulejos cerámicos
Los revestimientos de gres cerámico son elegantes y simples, pero con unas increíbles prestaciones: son resistentes al rayado y a las manchas, además de muy fáciles de limpiar.
Efecto cemento
En gris con rayas o en blanco, el alicatado para la cocina con efecto cemento también está de moda. Esta variedad de revestimientos también está muy recomendada para los baños, pues es muy resistente a las manchas y a la humedad.
El toque vintage
Estas baldosas son una tendencia en el alicatado de la cocina. Los hay de muchos colores: azul, negro, beige, rojo o incluso combinando diferentes tonos. Además, tienen resistencia al desgaste, al rayado y a las manchas.
Efecto piedra
En gris o en blanco, proporciona estilo, armonía y equilibrio. Tiene un acabado rústico y es resistente al rayado y a las manchas.
Paredes de madera
Los paneles de madera son ligeros y se instalan de un modo muy sencillo: no se necesitan herramientas, tan solo adhesivo para fijarlos a la pared. El acabado es natural y aporta calidez a la vez que diseño.
Estilo industrial
Al igual que los paneles de madera, se adhieren a la pared con cola, por lo que su colocación es muy sencilla y rápida. Aportan elegancia y modernidad, pero a la vez son muy apropiados para estancias húmedas por su facilidad de mantenimiento.
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Preguntas frecuentes sobre como alicatar una cocina
El alicatado de una cocina tiene un valor muy variable: dependerá de los materiales elegidos y de la magnitud de la obra principalmente. Los precios oscilan entre los 30 y 50 €/m2, aunque puedes encontrarlo desde los 25 € hasta los 100 €.
El tiempo de alicatado de una cocina suele oscilar entre los 3 y los 7 días. Aquí el principal factor a tener en cuenta es el tamaño de la estancia: esto determinará en gran medida el tiempo utilizado. También influirá el diseño y la distribución del espacio.
Los azulejos brillantes tienden a ensuciarse más, pero al ser superficies impermeables, son más fáciles de limpiar. Un azulejo mate disimula mejor las manchas y da una sensación de mayor limpieza.
La porcelana y la cerámica pertenecen a la misma familia, pero tienen pequeñas diferencias. La principal es que en la porcelana se utiliza una arcilla más refinada y pura, y se cuece a una temperatura y presión mayores que en la cerámica.
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