En este artículo te contamos cómo pintar una puerta galvanizada. El galvanizado es un tipo de acabado especial de algunos metales, por lo que pintar sobre él puede parecer complicado. Sin embargo, si sabes cómo hacerlo, conseguirás resultados perfectos e iguales que cualquier profesional. ¡Toma nota!
¿Qué es el metal galvanizado?
El metal galvanizado es en realidad acero galvanizado. Es decir, acero sobre el que se han aplicado varias capas de zinc. Este recubierto de zinc protege el acero de la oxidación, lo que lo convierte en acero inoxidable. Podemos encontrarlo en todo tipo de objetos y muebles de metal, desde alambres y cables, a estanterías metálicas, mesas y sillas. Y, por supuesto, también puertas de metal galvanizado.
¿Cómo pintar una puerta galvanizada?
Pintar una puerta galvanizada requiere adaptarse a la superficie que vamos a pintar. A diferencia de otros materiales, como por ejemplo las puertas de madera, el metal galvanizado no es poroso. Esto hace que sea necesario adaptar la técnica de la pintura para conseguir un buen resultado final y, sobre todo, evitar los desconchones.
Sigue estos pasos y podrás pintar una puerta galvanizada igual que un pintor profesional:
- Preparar la zona de trabajo
Como siempre que vamos a pintar una puerta (o cualquier otro objeto), lo primero que debemos hacer es preparar el espacio en el que vamos a trabajar. Retiramos cualquier objeto o mueble que se pueda manchar, cubrimos el suelo y los alrededores con papel protector y la fijamos con cinta de carrocero. Y, por último, nos aseguramos de tener a mano todos los materiales y herramientas que vamos a necesitar. - Lijar muy bien la superficie
El siguiente paso es lijar la superficie de la puerta galvanizada. Para ello podemos utilizar papel de lija, un taco de lija o una lijadora eléctrica. En el caso de que la puerta tenga pintura antigua, lo más recomendable es decantarse por la lijadora eléctrica, ya que nos permitirá ahorrar mucho tiempo. En el caso de que la puerta no tenga restos de pintura, podemos lijar directamente con papel de lija o un taco de lija.
Este paso nos permite eliminar cualquier resto de pintura antigua o suciedad. Algo muy importante si queremos asegurarnos de que la pintura se adhiera correctamente a una superficie tan complicada como es el galvanizado. - Limpiar la superficie en varios pasos
Una vez que hemos completado el lijado, debemos limpiar muy bien la superficie de la puerta galvanizada. Es decir, eliminar por completo cualquier resto de polvo o suciedad del lijado que pueda quedar. Para ello, la limpieza la realizamos en varios pasos:
Limpiar con acetona o disolvente: con un trapo impregnado en acetona o disolvente, limpiamos la superficie de la puerta. Esto nos permite asegurarnos de eliminar cualquier resto de pintura o suciedad que todavía pueda quedar en la puerta. Al hacerlo, no debemos olvidar utilizar guantes protectores, ya que tanto la acetona como el disolvente son corrosivos y no deben entrar en contacto con la piel. Además, también es importante ventilar bien el espacio en el que estamos trabajando con estos materiales.
Limpiar la superficie con un trapo de microfibra: una vez que la acetona o el disolvente se hayan secado por completo, pasamos un trapo de microfibra por la superficie para eliminar cualquier resto físico que todavía pudiera quedar sobre la puerta. - Aplicar una imprimación universal
Al no ser porosa, el galvanizado es una superficie complicada de limpiar. Por ello, es esencial aplicar una imprimación apta para esta superficie antes de pintar.
Podemos utilizar una imprimación específica para metales. Si no, también podemos utilizar una imprimación universal. En ambos casos, la forma de aplicarla será siempre siguiendo las instrucciones del fabricante. - Aplicar la pintura o esmalte apto para metales
Una vez que la imprimación se haya secado, podemos empezar a pintar la puerta galvanizada con ayuda de una brocha o rodillo. Para ello es muy importante que escojamos una pintura formulada para metales. En este sentido, lo más recomendable es decantarse por esmaltes sintéticos o de poliuretano.
Estos esmaltes son más complicados de trabajar (se limpian con acetona o disolvente) que los esmaltes al agua. Sin embargo, al tratarse de una superficie metálica, nos asegura un mejor resultado porque nos garantiza una mejor adherencia y evitamos posibles desconchones una vez que la pintura se seque.
Al igual que con la imprimación, la debemos aplicar siguiendo las instrucciones del fabricante. Aplicamos al menos dos capas de pintura, asegurándonos que la capa anterior esté completamente seca antes de aplicar la nueva.
Como puedes ver, pintar una puerta galvanizada no es complicado si sabes cómo hacerlo y si cuentas con los materiales necesarios. Recuerda que en BAUHAUS encontrarás todo lo que necesitas para pintar una puerta galvanizada, desde la pintura y la imprimación a todas y cada una de las herramientas y otros materiales que necesitas. Busques lo que busques está en BAUHAUS.
No hay comentarios
Todavía no hay ningún comentario en esta entrada.
Comparte tu experiencia