Lo ideal sería trabajar al aire libre, pero si no es posible, abre todas las ventanas para que haya una buena ventilación. Además, no te olvides de proteger el suelo u otros muebles que puedas dañar.

Limpia la mesilla usando agua tibia, un poco de amoniaco y una bayeta, para que no queden impurezas ni restos de polvo.

Cuando la mesita de noche esté completamente seca, aplicamos el decapante para retirar la pintura o el barniz que tenga. Para ello, debes poner el producto sobre la madera durante unos 15-20 minutos.

Una vez haya hecho efecto, retirar el excedente de la pintura con una espátula o raspador de plástico. Después, lija las superficies para terminar de pulir y eliminar cualquier resto de pintura. Antes de terminar, pasa de nuevo la bayeta un poco humedecida. 

Si tu mesita de noche tiene muchas imperfecciones provocadas por el paso del tiempo o por daños, puedes optar por usar la lijadora para alisar la madera. En caso contrario, tan solo debes utilizar una lija de taco fina para que la superficie quede suave. Pasa nuevamente, un paño por toda la madera y ¡empieza lo divertido!

Ahora, tendrás que elegir el acabado que quieres para tu mesilla, si tan solo quieres darle un acabado en cera, con laca o barniz, o bien, prefieres optar por un diseño más moderno y actual, aplicando algún color, o en blanco para darle un aspecto nórdico. Las opciones son múltiples y tan solo dependen de tus gustos, pero trata que vayan acorde con el resto de la decoración para que no desentone.

Después de 4 horas de la primera capa, es recomendable aplicar una segunda. Si quieres darle un toque vintage a tu mueble, puedes lijar algunas zonas para darle ese toque desgastado.

Por último, aplica la laca de acabado y tras 12 horas, aplica una segunda capa. Si has optado por comprar los pomos, tan solo tendrás que colocarlos, pero si no es así, tan solo tendrás que aplicar una capa de pintura en spray. Escoge un color que destaque sobre la madera, quedará muy elegante. ¡A presumir de mesillas de noche!